En pleno siglo de las luces, una de las regiones más remotas de Francia se sumerge durante tres años en una psicosis que desata pasiones: la “Bestia” del Gévaudan ataca a decenas de personas, mujeres y niños a menudo, que mata, arrastra hasta los bosques, y devora.

¿Cuál es este misterioso animal, al que persiguen los cazadores más hábiles del reino? Circulan las interpretaciones más diversas, arrojando sobre los hechos tanta oscuridad como luz. Era necesaria la relectura de un historiador. Reconocido especialista en el mundo rural pero también en las relaciones entre el hombre y el lobo, Jean-Marc Moriceau ha aceptado el desafío.

A través de su relato, es todo un país olvidado el que cobra vida: una sociedad de estrictas desigualdades y de desconfianza hacia el extranjero, una economía de miseria, una población frágil ante la actividad incesante… y, una tras otra, al hilo de los archivos, la figura de cada uno de los jóvenes que participaron, entre 1764 y 1765, en la mayor desgracia de toda la historia de la provincia.

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